sábado, 13 de octubre de 2012

La pulsera



La pulsera quedó olvidada sobre el techo del antiguo ropero con adornos caprichosos del antiguo rococó, y con los años no había perdido la condición de ser hermosa. Volver a la casa de los abuelos y encontrar una joya de aquella época me hizo recordar las fiestas familiares, los amigos de la infancia, mi primer libro importante, el que marcó mi vida estudiantil, y el antiguo “Principito” pareció caminar en aquella habitación iluminada de azul y el cuadro colgado en la pared y aburrido por el tiempo, también quiso enviar su mensaje sin tiempo haciéndole un guiño e invitándolo a sumergirse en su paisaje. En ese momento, se abrió la puerta y la sencilla mujer completó la escena del campo de flores portando una bandeja con una pequeña y brillante jarra con agua y rompiendo el hechizo del sueño en que me había transportado aquel poderoso objeto, lo miré por un instante, me di la vuelta y dormí tranquilamente en la habitación de aquel cálido hotel de los valles abrazada a mi amor.  


                                                                    De mis Impresiones del Siglo…
maría teresa barros lizárraga

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